Por Jorge Alberto Izaguirre Quintanilla, Tutor de DHB
La raíz de los problemas en México es la educación. Los alumnos que terminan sus estudios básicos, por lo general, aspiran a ser jardineros, trabajadoras domésticas o albañiles. Es triste escuchar a pequeños decir que ellos no estudiarán, que les aburre leer, que no les interesa la escuela, que incluso apesta y que preferirían estar siempre de vacaciones; muchos otros argumentan, por comentarios escuchados de sus padres, que estudiar es muy caro, que sólo los “buenos” son los que pueden estudiar carreras profesionales.
Por otra parte, es normal haber escuchado en algún momento que México es uno de los países del mundo con peores resultados en pruebas de lectura y de matemáticas, a pesar de que se invierte seis por ciento del Producto Interno Bruto (Izquierdo, 2011); que nuestro sistema educativo es de los peores calificados, que el muy conocido Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación es uno de los sindicatos más poderosos e influyentes en nuestro país y que por lo general vela por los intereses de pocos (SNTE, un lastre para el avance de la educación en México: académicos).
Asimismo, México tiene las peores condiciones tanto sanitarias como educativas de todos los 30 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Continuando con estas estadísticas, nuestro país es el segundo con mayor índice de pobreza infantil, y es el que tiene los peores resultados en cuanto a logros educativos se refiere, aunque según la UNICEF ocho de cada diez pesos del gasto para la infancia y la adolescencia se destinan a educación y salud (Izquierdo, 2011).
Algo está mal. En nuestro país algo no se está haciendo bien. Por dicha razón he surgido con algunas propuestas para mejorar la educación en nuestro país.
Primeramente considero que, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, puede llegar a tener un buen fin como institución, pero hasta cierto punto, pues pasando este se desvía su finalidad, pues muchos maestros tienen este distractor en común, la lucha sindical, que sin ser mala en esencia, la toman muchas veces como un estandarte para no desempeñar su labor utilizando ese tiempo para cubrir necesidades muy personales. El Sindicato debe estar controlado por el gobierno y encargarse meramente de su finalidad principal, velar por los intereses de los trabajadores y lograr mejorar la educación en México.
Otra falla que he detectado en la educación de nuestro país es que muchos de nosotros, sobre todos los que hemos sido educados en escuelas públicas, no hemos sido enseñados ni motivados para innovar tecnológicamente. En las escuelas públicas poco se aprende acerca de tecnologías, de innovación, de ingeniería y muy pocos alumnos siquiera saben qué es esto. Las instalaciones tecnológicas en las escuelas están obsoletas. No se nos ha enseñado cómo innovar, pero si hemos sido buenos para memorizar, machetear y grabarnos fechas de la historia de México, año con año se nos ha enseñado la historia de nuestro país, se nos ha obligado a venerar símbolos patrios, y a personajes de la historia que ya están muertos. Se nos ha metido en la cabeza la “triste” historia de nuestro país, en la que siempre hemos sido víctimas a causa de constantes invasiones extranjeras, de robos de territorio, de mal trato a nuestros indígenas por medio de España, Estados Unidos y Francia. Se nos ha enseñado que los mexicanos somos víctimas, incluso en la actualidad, pues los Estados Unidos se “aprovechan” de nosotros en muchos sentidos. Pero no se nos ha enseñado el camino de como dejar de ser las “mártires” de la historia. Esto es algo que debe cambiar si queremos dejar de ser el país peón, el país de la mano de obra barata de los países que sí fueron educados con base de tecnologías.
Basta con visitar casi cualquier escuela pública, incluso cualquiera de aquellas en nuestra ciudad, Monterrey, la cual presume ser unas de las más prósperas del país, para darse cuenta de lo muy atrasadas que están, de lo poco que se les invierte en infraestructura tanto tecnológica como deportiva. Yo me pregunto ¿en qué lugar se ha visto que el gobierno mexicano haya construido una escuela secundaria de primer nivel, como aquellas escuelas públicas construidas en las zonas más marginadas de Medellín, Colombia por el ex alcalde Sergio Fajardo, quien enfatizaba que la dignidad del lugar de estudio es primordial para motivar a los alumnos?
Por otra parte, es alarmante escuchar cómo muchos alumnos que está por finalizar sus estudios medios superiores y que no saben qué estudiar, finalmente terminan estudiando para ser maestros, pues aseguran que al menos van a tener un suelo seguro y una jubilación razonable. Es inaceptable que esto suceda, pues se están fabricando profesores indiferentes, sin vocación, poco preparados y conformistas, esto repercute directamente en los alumnos, quienes son las víctimas de tal fenómeno. Exijo que la carrera de maestro sea tan demandante como la de medicina, que quienes aseguren un lugar dentro de la Normal sean los mejores alumnos, que la admisión sea restringida y que, como en otros países, el aspirar a ser maestro sea tan ambicioso como el aspirar a ser un médico cirujano o un dentista.
Éstas son algunas de mis sugerencias para mejorar la educación en México, yo sé que no son las únicas y que aún se tiene mucho por hacer en el ámbito educativo; sin embargo, creo que empezando por estas importantes reformas es un buen paso a lograr mejorar la educación que queremos para nuestro país.